CARENCIAS

Ver a una persona que has echado de menos es lo mismo que comer con hambre y beber con sed: un auténtico placer.

Bem- vindo Porto

Oporto ha entrado en mí a un mes de estar aquí. Yo aún no he recibido su bienvenida ya que no he llegado a adentrarme en su vida; sólo de lejos lo miro con recelo, con mucha curiosidad y con un agitamiento interno que hace que me lo piense antes de pasar. Y yo me quiero lanzar, al igual que lo haría desde un trampolín aún sabiendo que la desorientación podría no dejarme encontrar la superficie. Yo quiero pero mi conciencia me dice que aún no sobrepase el límite de no retorno; sólo me acompaña la paciencia y una llamada a la naturalidad para poder evitar presiones estresadoras.

El escenario de mi vida sigue inmóvil; el fondo lo forma ahora el nuevo paisaje que me he buscado y pienso, entonces da igual el color? Parece que sí porque lo que importa es que tú sigues en el escenario pensando en el siguiente fondo que vendrá; pero es ese molesto foco encima de tu cabeza presionándote para que le digas hacia donde tiene que dirigirse, el que te impide pensar libremente. En Oporto me he permitido apagarlo por un tiempo y mi cabeza me lo ha agradecido. Ahora en este momento de sombras es cuando podré encontrar realmente la luz natural.