domingo, 29 de marzo de 2009

OPORTO: NO SÓLO ROPA TENDIDA Y TRANVÍAS


Hay lugares que hacen que te remontes a tiempos pasados que no has vivido nunca, pero aún así, de alguna forma, puedes sentirlos.

Oporto, ha sido mucho más que la soledad de sus edificios con cristales rotos, más que el encanto de esa ropa tendida y más aún que los melancólicos tranvías. La manera de percibir lo que se ve, está íntimamente relacionado con el alcance de la imaginación de cada uno.

Una vez en Oporto, me teletransporté a la decadencia del siglo XIX, donde los románticos; poetas e intelectuales, se encontraban en el Café Majestic para divagar sobre el individualismo. Yo, más contemporánea, hubiera preferido ir al Guarany a bailar salsa, después de haber degustado una suculente cena, servida por sus "simpáticos camareros". Pude escuchar los conciertos de música clásica en el Palacio de la Bolsa y disfrutar su gran acústica. Todos los asistentes acudían con majestuosos trajes y su cortesía impuesta. Observé las siniestras bodegas saliendo del río, donde, desde la distancia se podía oler su humedad y notar su frío. Los jardines de la Fundación Serralves, me llevaron a una carrera infantil llena de risas, atravesando las pérgolas y recorriendo los caminos empedrados, hasta desembocar en el estanque.

Espero que no pase demasiado tiempo, sin que sienta o pueda imaginarme toda esta serie de acontecimientos.

Voltarei logo, Porto.

sábado, 28 de marzo de 2009

CONVERSACIÓN PENDIENTE


"Descubrimos que al final, las palabras que no existen nos pueden salvar...sin hablar" (Rey Sol)

domingo, 8 de marzo de 2009

AROMAS HUMANOS

Siento mis poros castigados, resentidos de una larga noche llena de alcohol y humo. Al día siguiente miro la televisión, hay un partido de tenis y me fijo en esas piernas llenas de músculos, dipuestos a romperse por la pelota. Esos poros transpiran sudor limpio, eliminándolo de un cuerpo sano. Disfruto observando el contraste que existe entre esa figura en movimiento y la que reposa relajada, delante del televisor.

Mis poros se quejan, se abren para gritar y no les dejo que sigan viendo el partido. Decido ir a ducharme, les sacio de agua limpia y mimo con un poquito de gel. Una vez callados, les compadezco y pienso cuando será la próxima vez que les contamine.

Esa misma mañana, antes de ese partido, caminaba cansada de vuelta a casa. Mi yo me regañaba por el aroma trasnochado que desprendía, sin poder hacer otra cosa que sentir vergüenza, al cruzarme con personas de rico olor, ese mismo que tenía yo cuando salí, dispuesta a confiarme al destino.

Es curioso como un mismo reloj, marca el comienzo para unos y el final para otros, distinguiéndolos, únicamente, por aromas humanos.

miércoles, 4 de marzo de 2009

GRANDES EXPECTATIVAS


Esas expectativas que depositas en un día, son las culpables de que en el anterior, tengas un gran nudo en el estómago. Te acuestas con gusto, aún teniendo que trabajar a la mañana siguiente, pero no importa, crees en esas expectativas y las engordas por momentos. Llega mañana, te vistes con ilusión, caminas cantando y van pasando las horas, eliminando los últimos minutos que existen hasta que suceda algo. Mientras, participas en conversaciones, ries, tu cara es de espera nerviosa y lo demuestras pintándote los labios de rojo. Intuyes que se acerca el momento, vas con una idea, tu idea. Estás dentro de esas grandes expectativas, de ti depende que puedan ser reales. Llega la confusión, no era eso lo que habías imaginado y empiezas a pintar todo de gris nublado. ¿Qué pasa? no pasa nada, ese es el problema.