jueves, 14 de octubre de 2010

Sólo tenemos una vida y yo he visto a muchos gatos maldecir por tener siete.

"Abierto toda la noche" David trueba.
Lo que se intenta potenciar gracias a tu atracción por Basilio es su vanidad, no olvides que las relaciones sentimentales son, en realidad, una afirmación del egocentrismo.

"Abierto toda la noche" David Trueba.

lunes, 11 de octubre de 2010

UN FINAL NO FELIZ

Muchas veces se compara la vida con una película, con sus protas y secundarios. La diferencia es que la realidad ya sabemos cómo va a acabar y por eso sólo nos conformamos en trabajarnos el durante. Si lo piensas es curioso, como cuando vuelves a ver una película que sabes que acaba mal pero te apetece verla porque mientras te llegas a creer que el final, esta vez, aún conociéndolo, puede que cambie.

Pues esto es así, la vida es un final infeliz, siempre dejas y por ahora, no sabes si ganas. La vida es un carpe diem pero no entendido como el momento más inmediato, sino toda ella. Seré negativa, tétrica, no sé qué más, por pensar asi pero a veces me cuesta encontrar sentido a mi bienestar cuando sé que más tarde o más temprano va a haber algo que me lo quitará, que lo estropeará, por eso entiendo este bienestar momentáneo como un fuerte calmante para no tener presente el crudo realismo de la vida.

EL VECINDARIO ENVEJECE Y DESAPARECE

Mis vecinos se hacen mayores, el paso del tiempo va dejando pistas en ellos, hasta hacerlos desaparecer. Primero fue Manolo, recuerdo que lloré, aún hoy le tengo presente, fueron 20 años de miradas puerta a puerta. Con su marcha dejó un descansillo repleto de féminas apoyadas por un único y gran hombre. Cheres comenzó a tener conductas disparatadas, las cuales al principio nos hacían reir: que si me tengo que meter en esos vaqueros de mi sobrina a mis 80 años, que si todas estas (su familia) están locas... luego pasamos a ponernos tristes: que si quien eres tú; ¿dónde está mi madre?; ¿dónde está Manolo que hace mucho que no viene por casa?. Cheres, a día de hoy, no reconoce a nadie y está en una residencia. A ella le siguió Mina, apareciendo por todas las casas buscando a su loro. Pasó a no reconocer a su marido, Paco. Él, una persona realmente adorable y valiente, dedicó su vida a Mina. Me molestaba ver la vejez de él, ¡no podía hacerse mayor una persona así! Después de años duros y difíciles junto a Mina, una noche de madrugada se quedó inmóvil en el suelo, comunicándonos sereno que lo único que le pasaba es que se estaba muriendo e hizo constar que no tenía ningún miedo. Ha pasado un mes desde ese día y Paco ya se ha ido, nunca más volverá para cuidar a Mina, deja su testigo a una persona desconocida a la cual pagan por hacerlo.

sábado, 9 de octubre de 2010

Lucía.- He decidido... pues que sepas que yo con quien realmente quiero vivir es contigo y no es porque te vea muy solo... es porque estoy completamente enamorada de ti, loca perdida, ya me ves.
Lorenzo.- ¡Qué valiente eres!
Lucía.- Pues sí, y se acabó... yo ya lo he intentado, ¿te ha hecho ilusión?
Lorenzo.- sí.
Lucía.- Te puedes ir cuando quieras.
Lorenzo.- ¿Y algo más quieres de mí?
Lucía.- Sí, que con el tiempo y la convivencia te acabes enamorando de mí, por supuesto.
Lorenzo.- .... eso está hecho, Lucía.
"Lucía y el Sexo". Medem

SOCIEDAD DIVIDIDA

Actualmente, la sociedad se divide en parados y activos. Estos últimos son los elegidos por la suerte más temporal e irracional; sin existir en ellos cabida para la queja. La suerte se nubla por el miedo de los más pesimistas o realistas. El miedo da lugar a la opresión y manipulación ajena. Es ahí, cuando se olvida cualquier momento de gloria por pertenecer al grupo privilegiado. Los parados son los que acabaron infectados; son los números sin remedio ni retroceso; son la mancha que crece y que engulle todo a su paso. Son el motivo de conversaciones triviales, ya pasó de moda hablar del tiempo.

CONVERSACIÓN AJENA

En la sala de espera del médico, dos hombres de uno 50 años:
- ¿No me reconoces?
- Pues ahora que lo dices sí, si no me hubieras dicho nada, no me hubiera dado cuenta.
Silencio.
- ¿Y qué tal? ¿trabajas?
- Estoy parado.
- Vaya...
- Llevaba doce años y me echaron.
- A mí me ofrecieron cogerme mis vacaciones tres meses antes y nunca más volví.
- Ya...
- Sí...
Silencio.
- Me toca, venga, hasta otra, me alegro de verte.
- Sí, adios.

EL DÍA LLORA

El día amanece llorando y yo al verlo me sonrio. No es maldad ni gozo por el sufrimiento ajeno, es solamente sintonía. Hoy necesitaba ese mirar gris; como cuando un amigo te dice que no está pasando por un buen momento y tú te apoyas en su hombro para poder sosteneros los dos.

viernes, 1 de octubre de 2010

VEO VEO

Soy una mera observadora de la vida, por ahora.