El 11 de marzo de 2010 me quite la mochila en la que guardaba tantos años de propósitos incumplidos, para coger la maleta de mano y marcharme en un tren dirección Portugal.
Me faltó fiesta de despedida, llamar a todos los amigos y amigas lejanos para dar la noticia, crearme a propósito una página de Facebook donde colgar mi foto con el primer tranvía... infinidad de ideas de este tipo pasarían por mi cabeza años atrás. Y es que el tiempo me ha hecho tender a la discreción. Esta forma de vida tan desapercibida sera vista por algunas personas como antinatural, debido al exibicionismo tan extremo en el que vivimos.
Me monte en el tren con la desconfianza de que el ancla de mi vida lograría vencer; por miedo no eché la vista atrás sino que la fijé en un punto, mirando hacia delante. Minutos después comprobé que el camino avanzaba y en ese mismo momento sentí, que lo hacía yo con él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario