domingo, 15 de agosto de 2010

DESACOSTUMBRARSE

El otro día me paré a pensar en la palabra desacostumbrarse y en su escaso uso. Yo misma la tenía algo olvidada y no entiendo el motivo ya que es una palabra que me cautiva; todo lo contrario a su tan alienante antónima. Entiendo que ésta tendrá su connotación positiva aunque en los momentos que me encuentro me cueste descubrirla. Qué familiar es "no te preocupes, te acostumbrarás", ¿no?; ¿y si no qué pasaría? y si en realidad lo que pasa es que nos tenemos que desacostumbrar...este comentario podría descuadrar a cualquiera. El hecho de desacostumbrarse implica cambio y eso a su vez, miedo; aunque yo lo siento como el despojo de abrigos en verano.
Hoy para llegar a casa, después de un mes de vacaciones he optado por el camino más práctico, algo inconcebible en mí ya que tengo por costumbre dar el rodeo más innecesario por cualquier circunstancia extraña que lo justifique en ese momento. Después de este tiempo de desconexión absoluta, la sensación que he tenido al llegar a mi destino es que me he desacostumbrado de Madrid y no ha aparecido la necesidad de verla antes de cerrar la puerta a mis días estivales.

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